Redacción
Con esta actividad, en colaboración con el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico y la Fundación Docomomo Ibérico, se busca reconocer la arquitectura del movimiento moderno, parte esencial de nuestra cultura del siglo XX, así como impulsar su protección patrimonial y conservación.
El acto ha contado con la intervención de Nuria Canivell, decana del COAS; Juan José Primo Jurado, director general del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH); Antonio Conde Sánchez, alcalde de Mairena del Aljarafe, y Marcelino Martín Peso, presidente de la Fundación Colegio Aljarafe.
Nuria Canivell, decana del COAS, ha recalcado que “la importancia de la barriada Ciudad Aljarafe y, en particular, del Colegio Aljarafe radica en varias cuestiones. En primer lugar, nos brinda la oportunidad de contar en Sevilla con una arquitectura de primer nivel. En segundo lugar, tanto la barriada de Ciudad Aljarafe como el Colegio Aljarafe representan ejemplos arquitectónicos de una enorme calidad. Y, en tercer lugar, este colegio representa un ejercicio de simbiosis entre una arquitectura escolar y una metodología docente. Estamos, por tanto, ante una arquitectura cuya transgresión, calidad y coherencia trascienden el momento en que se construyó y sigue sorprendiéndonos y enseñándonos otros puntos de vista y otras formas de hacer, en definitiva, dándonos lecciones de arquitectura hasta nuestros días”.
Por su parte, Juan José Primo Jurado, director general del IAPH, ha dado la enhorabuena “no solo por crear este colegio, sino por mantenerlo y que tenga un magnífico futuro”. Asimismo, ha hablado de la colaboración con el COAS y del apoyo del IAPH al movimiento moderno y a la colocación de la Placa Docomomo, subrayando que “tan importante es el continente como el contenido. Enhorabuena”.
A continuación, Antonio Conde Sánchez, alcalde de Mairena del Aljarafe, ha destacado que había estudiado en el Colegio Aljarafe e indicó que “el Colegio es y siempre ha sido la libertad por encima de cualquier contenido. El Colegio Aljarafe unía a todo el barrio desde el inicio”.
Posteriormente, Marcelino Martín Peso, presidente de la Fundación Colegio Aljarafe, ha expresado que “recogemos este reconocimiento con mucha ilusión y orgullo. Ya se ha comentado todo lo que atesora este edificio, tanto en lo pedagógico como en lo arquitectónico. Podemos decir que, desde hace más de 50 años, seguimos manteniendo la idea y el propósito de formar ciudadanos libres, responsables, con espíritu crítico y solidarios”.
COLEGIO ALJARAFE (1969 / 1971)
El Colegio Aljarafe es un exponente de la penetración de nuevas tendencias en docencia en la Andalucía del tardofranquismo, a lo que contribuyó el diseño del edificio en aspectos claves como su marcada horizontalidad, una composición sin jerarquías, y la riqueza y variedad de los espacios comunes. A nivel local, el colegio supuso un centro comunitario para el incipiente desarrollo metropolitano en este entorno.
El edificio ocupa un rectángulo que busca la orientación óptima para las fachadas longitudinales. Consta de dos plantas, principalmente de aulas, y un semisótano con espacios administrativos, comedor y cocinas. El programa se dispone en dos hileras paralelas dispuestas a lo largo del edificio, con espacios transversales de distribución y servicios en el centro y en los extremos. En los espacios intermedios se abren dos patios y un polideportivo. En el extremo sureste, un graderío semicircular se hunde en el terreno.
La estructura vista de hormigón armado tiene unas características vigas que se desdoblan en las de atado, con una estricta modulación que se extiende a la sección constructiva y las aulas. La cubierta y el forjado de primera planta vuelan sobre las fachadas, formando amplias galerías que protegen las aulas del sol, y una marquesina sobre el acceso central.
Los espacios exteriores y de recreo reflejan el interés del proyecto educativo por el paisaje, la naturaleza y la flexibilidad de uso. El acceso principal se hace a través de un paseo de cipreses, flanqueado al sur por un bosquecillo, huertos y el jardín de recreo de infantil. Además de los campos de deporte, en torno al mencionado graderío se dispone una arboleda en terrazas circulares. El patio principal cuenta con una fuente y parterres a eje con naranjos y en el patio menor había también un ciprés.
Tanto el proyecto educativo como el diseño tienen un antecedente claro en el Colegio Estudio de Madrid, de los mismos arquitectos. También en la Unidad Vecinal de Absorción de Hortaleza (1963), en la que Miró ya usó los espacios de circulación para cualificar espacialmente una distribución racional y sencilla en geometría.
Foto: María Cano.
Fotos: Juanca Lagares.