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Multitudinaria procesión de Nuestra Señora de la Soledad por las calles de Castilleja con motivo de la Candelaria

Era un día muy esperado, y llegó con un sol radiante que presagiaba lo que estaba por venir. Nadie tenía recuerdos de ello puesto que hacía más de 100 años que la imagen de Nuestra Señora de la Soledad no salía a las calles de Castilleja de la Cuesta en esta jornada de la Candelaria, culto antiguo de la corporación santiaguista que anualmente es celebrado con una solemne función.

Como establecen las reglas de la Hermandad, la Junta de Gobierno estimó oportuno, con el beneplácito de la autoridad eclesiástica, que la Virgen de la Soledad saliera este año 2020 a la calle el 2 de febrero para celebrar la fiesta de la Presentación del Niño al Templo, con motivo de los dos destacados aniversarios que viene celebrando la corporación.

Las calles Enmedio, Manuel García Junco, Hernán Cortés, Convento y la plaza de Santiago se encontraban engalanadas con hermosos gallardetes rojos y colgaduras colocadas por la hermandad, sumándose a ello el adorno de muchos vecinos. Esto recordó a muchos al inigualable 18 de junio de 2016, día de la Coronación Canónica de Nuestra Señora de la Soledad.

La jornada comenzó con la Función Solemne celebrada en la iglesia parroquial de Santiago, a la que asistieron muchos hermanos y devotos, siendo presidida por el párroco y director espiritual, José María Losada Lahera, contando con la presencia de la señora Alcaldesa-Presidenta del Ayuntamiento, Carmen Herrera Coronil y varios miembros de la Corporación Municipal. Durante la procesión de entrada a la misa, precediendo al sacerdote y con el cuerpo de acólitos, se llevó a cabo la procesión de las candelas por todos aquellos presentes que quisieron, siendo después bendecidas por el párroco al inicio de la celebración eucarística. Cabe destacar el brillante acompañamiento del coro litúrgico dirigido por Víctor López López, que estrenó para la ocasión la Misa del Carmen del compositor Luis Brugarolas.

Una vez finalizada la celebración eucarística, hizo entrada en la plaza de la Villa la Banda de Cornetas y Tambores “Santísimo Cristo de los Remedios”, realizando a continuación un alegre pasacalles por la localidad, siendo acompañada por numerosos hermanos.

En poco más de dos horas de nuevo estaban citados los hermanos en la iglesia de Santiago para el inicio de la procesión gloriosa de la Virgen de la Soledad y el Niño, que ha sido recientemente restaurado para la ocasión. El cortejo partió del templo a las 16:30 horas, saliendo a una plaza con muchísimo público, el cual siguió aumentando durante el recorrido, ya que muchas personas de otros lugares no quisieron perderse esta cita, demostrándose una vez el poder de convocatoria que tiene la hermandad y su titular mariana.

La presencia y belleza de la Virgen era unánime entre los asistentes, mostrándose una estampa pocas veces vista con ese sol espléndido iluminando completamente a la imagen. Lucía la saya de la coronación y fajín de Teniente General, portando al Niño con la mano izquierda, el cual estrenaba el batón. La Virgen también estrenaba el manto. La corona, media luna, cetro y ráfagas completaban su visión, siendo adornada por numerosas joyas.

La imagen fue portada a hombros, dejando así otra imagen inédita de la jornada. El paso se compuso con elementos cedidos por las hermandades del Rosario de Carrión de los Céspedes, de Santiago de Aznalcázar y de la Misión de Sevilla. Igualmente, sobre cuatro jarras y un centro delantero se dispuso el exorno floral compuesto por las siguientes especies: rosa holandesa pink mundial, gipsy blanca, astromelia malva y eucalipto nacional.

El cortejo estuvo compuesto por la cruz de rocalla y espejos iluminada por faroles de estrella, banderín de la juventud con varas, hermanos con cirio, estandarte y varas, presidencia, cuerpo de acólitos y monaguillos y tras el paso, comandado por Rafael Manuel Rodríguez Quirós y sus auxiliares, se encontraba la Banda de Música “Santa Ana” de Dos Hermanas, la cual interpretó un alegre repertorio durante todo el recorrido.

A la salida del templo se le interpretó, tras la Marcha Real, la pieza que Manuel Marvizón dedicó a la Virgen para su coronación, titulada “Reina del Cielo”, siendo su parte cantada entonada por el coro litúrgico que se encontraba alrededor del paso. Desde ese momento y tras la salva de cohetes inicial, la procesión fue un constante piropo a la Virgen en forma de aplausos, vivas o petaladas. Igualmente Leopoldo Chaves Rodríguez interpretó tres fandangos durante el recorrido, dos en la calle Enmedio compuestos por Aurora Barrero Rosales y Francisco Rosales Oliver. En el número 63 de la calle Real se interpretó el tercer fandango, en esta ocasión una pieza que antiguamente cantaba el recordado Luis Cabrera.

La procesión discurrió con total normalidad, siendo sus puntos álgidos la entrada en la calle Real donde la Virgen fue girada hacia la parte alta de la misma, la llegada al templo parroquial de la Inmaculada Concepción, donde se mostraba engalanada la fachada de la casa hermandad, se obsequió un ramo de flores y presidía el simpecado de la Inmaculada y varios representantes de su Hermandad Sacramental con varas. Además se tocaron las campanas y se entonó la salve popular.

A la llegada a la esquina de la calle Virgen de Loreto las andas fueron vueltas hacia el cementerio y el coro de campanilleros de la hermandad cantó sus famosos “Quejíos”.

Ya de vuelta a la plaza le fue ofrecida desde una casa una gran petalada por parte del grupo joven al son de “Pasan los campanilleros” entre vivas y aplausos, retornando al templo santiaguista a las 19:50 horas, 10 minutos antes del horario previsto. El estallido de multitud de cohetes, fuegos artificiales y el sonido de las campanas pusieron el broche de oro a este día inolvidable, mientras se cantaba el himno a la Virgen interpretado por la banda desde la calle, marchándose a continuación a paso ordinario dando la vuelta a la plaza.

Sin duda la jornada dejó momentos muy emotivos e históricos y quedará presente en el recuerdo de todos los presentes, teniendo ya la mente puesta en la próxima y cercana Semana Santa.

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